Ideario para construir un mundo mejor
Creer es difícil. Es un acto de valentía y de esperanza. Otros dirán que es un acto tonto e ingenuo. O quizás es todo eso a la vez. Entonces lo diré: creo firmemente que un futuro mejor sí es posible. Este es mi ideario sobre esos principios para construir un mundo mejor.
El faro de Porto. Tomé esta foto durante un viaje a Portugal en enero de 2016.
El mapa de mi ideario tiene tres grandes continentes. Aunque continentes, todos hacen parte del mismo planeta, o como diría la frase del primer modelo de naciones unidas al que fui: ojos en Utopía, pies en la Tierra. El objetivo de este blog es ayudarme a navegar este mar de la economía, crear un mapa para no estrellarme y tener claro por donde estoy parado.
El primer continente es el del liberalismo. Esa palabra difusa, que cuando se escribe con mayúscula hace referencia a un partido que perdió su esencia, cuándo se antepone con un neo es usada como un insulto vacío. Cómo lo mencioné en mi sueño de una República, la libertad es necesaria para vivir en una sociedad en paz. La libertad económica es inseparable de la libertad personal, y por lo tanto cualquier medida que busque expandir el acceso a libertades tanto positivas (libertad de elección) como negativas (ej. libertad de la privación). El gran problema es cómo solucionar problemas cuándo hay una disyuntiva entre ambos tipos de libertades.
La libertad negativa es, en cierta manera, la ausencia de restricciones externas que evitan que yo logre mis objetivos. Por ejemplo, cuándo el gobierno prohíbe la venta de ciertos productos o prohíbe la libertad de expresión se está violando la libertad negativa ya que se imponen restricciones a los individuos.
La libertad positiva es la ausencia de restricciones internas. Por ejemplo, puede que no existan prácticas discriminatorias para entrar a una universidad privada pero un estudiante de bajos recursos probablemente no tiene las capacidades mentales o habilidades duras para entrar. Nadie se lo prohíbe, e incluso si recibiese una beca se enfrentaría con dificultades para entrar y ser un alumno exitoso comparado con otro alumno de que creció con más privilegios. La libertad positiva la asocio con capacidades y acceso a oportunidades. Ambas son importantes, y a la hora de crear políticas públicas es importante evaluar sus efectos sobre ambos tipos de libertades.
En mi ideario es el mejor garante de las libertades negativas es el gobierno, mientras que son los individuos quienes están mejor dispuestos a construir su libertad positiva, aunque necesita que como sociedad le demos una mano. En una sociedad donde hay un consenso democrático (acá pienso en el cálculo del consentimiento de James Buchanan), del Estado derivan las principales limitaciones a la libertad negativa. Algunas son razonables (libertad de la guerra, libertad de expresión, libertad de la coacción) y por lo tanto el Estado debe poder maximizar la libertad negativa. La libertad positiva en cambio hace referencia a las capacidades y objetivos de cada individuo. Lo deseable es entonces diseñar una sociedad donde cada individuo puede maximizar su propia libertad positiva. El gobierno no puede (acá se aplica el problema del conocimiento de Hayek) saber en todo momento las preferencias, objetivos, dotaciones ni restricciones que cada individuo tiene. Por lo tanto, debería enfocarse en garantizar las libertades que sí puede controlar y ayudar a diseñar un ambiente donde las personas puedan disfrutar de libertad positiva.
El segundo continente es la democracia. Creo en la democracia como el mejor sistema político que tenemos, no me gusta esa frase trillada de que es el "menos peor". Es el mejor sistema, aunque el diablo está en los detalles por usar una frase trillada. En una democracia liberal florecen ambos tipos de libertad y las reglas de juego son consensuadas entre los individuos (esto he recuerda la constitución de la libertad de Hayek). Una democracia liberal va más allá de ser "la decisión de las mayorías", consiste en:
- Separación de poderes.
- Un cuerpo de expertos trabajando en todas las ramas del poder. La tecnocracia es fundamental para construir un gobierno basado en la experiencia, la técnica y la racionalidad.
- La democracia necesariamente depende de la existencia de una economía de mercado. Dado que la libertad negativa implica la libertad de comerciar, un sistema de mercado competitivo garantiza la maximización de la libertad positiva. Además, en un mercado libre los individuos puedes expresar la mayor cantidad de dimensiones de la libertad positiva.
- Protección de las minorías. Una democracia no es en absoluto la "decisión de las mayorías" y por lo tanto debe tener mecanismos para evitar la dictadura de las mayorías y proteger la voz y libertades de las minorías.
- Regla claras y consensuadas. Un país con un sistema legal altamente complejo, cambiante y escrito en un lenguaje altamente difícil de comprender para el ciudadano de a pie dificulta su acceso a la justicia y reduce la facilidad con la que tiene de expresar sus libertades negativas y positivas. Además, aumenta la facilidad para que jugadores decidan explotar la complejidad del sistema en vez de tener un juego limpio. Hate the game not the players.
- No todo tiene que ser mediante elección. Por ejemplo, la reforma constitucional de México que convierte la selección de los jueces en elección popular va en contra de la idea de la justicia ciega e imparcial.
- Las reglas de votación tienen efectos muy importantes (acá entre el teorema de imposibilidad de Arrow). Las reglas elección por mayoría simple son sencillas de explicar y fáciles de aplicar, pero a la larga pueden empeorar la polarización política y desincentivar la aparición de una tercera alternativa. (¿Por qué votar por mi candidato favorito si el candidato que detesto parece que va a ganar? Mejor voto por el segundo candidato para reducir la probabilidad que el candidato que detesto gane).
- Una democracia liberal tiene un fuerte componente de federalismo. El centralismo limita la libertad negativa de las regiones y genera sesgos a favor de la capital que dejan de lado el desarrollo democrático del resto del país.
El tercer continente es sobre ese eterno debate entre gobierno y mercado. No son opuestos, pero pueden ser complementarios. Un mercado libre y competitivo que maximice la libertad necesita de instituciones fuertes. Necesita de un sistema judicial y de arbitraje, protección a la libertad de comercial, al movimiento de bienes y personas, de seguridad. En suma, requiere de una serie de bienes públicos para poder operar. El gobierno además puede ayudar a resolver problemas de coordinación o fallas de mercado, puede garantizar el respeto de la libertad de todos los participantes y ayudar a los menos favorecidos. Pero el gobierno no tiene porqué buscar reemplazar al mercado, y al diseñar políticas públicas para resolver fallas de mercado debe ser muy cuidadoso de no introducir fallas de gobierno.
22 de septiembre de 2024
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