Un sueño de una República

Foto tomada por mi en Amsterdam, una tarde de verano en julio de 2016. ¿Por qué pongo esta foto? Quizás por el legado histórico y artístico que la República Holandesa nos dejó.

Creo en la Libertad, aquella idea difusa. No soy filósofo ni experto, mucho menos sabio, pero hay algo en la Libertad indescriptible que enciende mi corazón y emociona a mi cerebro. La idea de la Libertad es hermana de la idea de la existencia. Nadie sabe por qué existimos, y sin saber eso, tampoco queda claro el para qué. Pero como cada uno tiene su propia existencia y una vida distinta, nadie le puede decir a uno para qué existe. Acá entra la Libertad. Así como nadie puede decirme para qué existo, no puedo decirle a nadie para qué existe. 

Mi libertad de labrar mi propio camino implica entonces la libertad de los otros de labrar sus propios caminos. De acá se deriva el sueño de una República Liberal. Para cumplirlo necesitamos organizarnos como sociedad y velar por la Libertad como una débil vela en la oscuridad. Esa organización es el Estado, y sí, es necesario. Pero no un Leviatán que todo devora. Sé que hay varios que desean que exista un Leviatán que controle las vidas de todos, y siempre bajo algún pretexto que a simple vista parece razonable.

Pero no, no necesitamos a un Estado controlador, obsesivo y limitante de la libertad. Necesitamos una reglas de juego claras que enaltezcan nuestra libertad. Reglas de juego justas y que hayan sido consensuadas. Sin Libertad las instituciones se corroen rápidamente, y sin buenas instituciones se erosiona la Libertad. Necesitamos gobiernos que provean bienes públicos. Agencias para coordinar y diseñar soluciones a la fallas de mercado, ya bien sea mediante soluciones de mercado (ej. aprovechar los incentivos y los mecanismos de formación de precios), soluciones de gobierno (ej. inversión pública), o una mezcla de ambas. Un gobierno que reconozca el débil balance entre solucionar una falla de mercado e introducir una falla de gobierno.

En este sueño de una República hay un Foro Romano donde todos podemos debatir, donde todos somos iguales ante la Ley y el Estado. Sin Libertad Económica no hay Libertad Personal, y sin Libertad Personal no hay Libertad Económica. Las elecciones presidenciales del 2022 nos pusieron a escoger entre un Leviatán y una Incógnita. Preferí lo segundo, aunque ninguna visión representaba un avance en mi sueño de una República Liberal. 

El sueño se está muriendo en este mundo sin fin, en esta república (acá parece apropiada la minúscula) donde el melodrama presidencial, la polarización y la creciente visión de que el Estado es como una suerte de ultima ratio regum. El sueño se desvanece, pero la llama sigue viva. 

Seguiré soñando y amaneceré trabajando por hacerlo cumplir.

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