Reflexiones de una calificación

El jueves 10 de septiembre asistí a un desayuno organizado por Fitch Ratings, una de las principales calificadoras de riesgo. El evento se dividió en cuatro paneles. El primero fue un conversatorio entre Richard Francis y Shelly Shetty quienes discutieron sobre el panorama económico global y las perspectivas para Colombia. El segundo panel fue una discusión de varios expertos de Fitch sobre el mercado crediticio en Colombia, seguido por un panel sobre los retos del sector minero-energético del país. El evento cerró con una discusión con invitados externos sobre las implicaciones financieras y económicas de la reforma pensional. 



En esta columna hablaré sobre el primer panel ya que fue el que más me dejó pensando y sobre el cual quiero hacer unas reflexiones puntuales. La conversación arrancó con Shetty presentando el panorama económico global y luego Francis presentó las perspectivas de Colombia.

En lo global, el 2024 es un año que genera mucha incertidumbre, aunque los riesgos están sesgados hacia el lado positivo. El crecimiento económico global durante el 2024 se acercará a su tendencia histórica antes de ralentizarse moderadamente en el 2025. La sensación que Shetty dejó es que después del pico inflacionario global y la rápida desaceleración del crecimiento y las altas tasas de interés la economía global parece que logrará un aterrizaje suave. Este es un término usado por economistas para hablar sobre una recuperación económica después de un periodo de alta inflación y alto desempleo.

En cierta manera, la analogía de un aterrizaje suave se asemeja a un avión que, al mejor estilo de Ícaro, voló muy alto y necesita retornar a la tierra. En los países con banca central independiente que opera con un esquema de inflación objetivo, los bancos centrales tienden a subir la tasa de interés para frenar la inflación. Una tasa de interés más alta, a grandes rasgos (acá estoy simplificando, sobre esto hay un debate grande en la literatura sobre los efectos, rezagos de tiempo, mecanismos de transmisión etc.), reduce la demanda e incentiva el ahorro. Con una menor demanda, las empresas no pueden darse el lujo de cobrar tan alto entonces comienza a ceder la inflación. Acá es cuando el avión comienza a descender a buscar un aterrizaje desde los altos de la inflación.

El riesgo de una política monetaria contraccionaria (que busca "contraer" el dinamismo económico para frenar las presiones inflacionarias) es que las altas tasas por un mayor tiempo comiencen a afectar el empleo, los salarios y en últimas las perspectivas de crecimiento. Un aterrizaje duro sería entonces un escenario en que al subir las tasas de interés se desate una recesión económica la cuál podría resultar en salarios estancados, más desempleo, menores niveles de inversión que reduce el crecimiento de largo plazo (esto está relacionado con el concepto de cociente de sacrificio, lo cual requiere de otra columna), o incluso, un rebote mucho más fuerte de inflación.

Los mensajes de Shetty generaron la esperanza de que la economía global, y principalmente la de Estados Unidos, está encaminada a un aterrizaje suave. Esto significaría que la inflación se controlaría, la tasa de interés no tendría que ser tan alta, el desempleo no se dispara y se evita una recesión. En EE. UU las presiones inflacionarias se mantendrán durante el 2024 principalmente debido a un mercado laboral fuerte y un impulso fiscal que se mantiene elevado. Los riesgos del 2025 se mantienen sesgados hacia el lado negativo en el caso que la inflación no logre descender tan rápido como se espera y que el mercado laboral se deteriore. No obstante, parece que el avión está rumbo a un aterrizaje suave.

En el caso de Colombia, el mensaje es mixto. Francis presentó el panorama económico difícil al que se enfrenta Colombia, y describió la situación como si el país se mantuviese atascado en un cambio bajo con resultados mixtos. Mencionó la preocupación sobre los bajos niveles de inversión en la economía y los altos niveles de incertidumbre política que hay y que afectan la confianza inversionista. Por el lado positivo mencionó que la región se mantiene a salvo de riesgos geopolíticos lo cual es un beneficio que deberíamos aprovechar.

Sobre la calificación crediticia de Colombia, comparó los principales indicadores macro y fiscales del país con pares con la misma calificación crediticia (BB+) y salimos mal librados. La principal preocupación de Colombia es el tema fiscal. Los riesgos fiscales vuelven a ser preocupantes en Colombia con un crecimiento por debajo de la mediana de los países con calificación BB+. Los niveles de deuda y el déficit fiscal se encuentran por encima de nuestros pares y la posibilidad de cumplir con la regla fiscal es baja. En suma, los riesgos fiscales pueden desencadenar una rebaja en la clasificación crediticia del país.

Afortunadamente, los riesgos fiscales no son lo único que Fitch analiza cómo explicado por Francis. Mencionó que los tres temas que tienen en la mira para decidir si rebajan nuestra calificación son:
  1. Riesgos fiscales
  2. Crecimiento económico y panorama macro
  3. Riesgos externos.
Aunque en Colombia los riesgos fiscales dominan la discusión y son elevados, en las otras dos categorías Colombia sale bien parada. El crecimiento está retomando fuerza y se acercará al 3 % a partir del 2025, la inflación está en un proceso de ajuste si un rebote inflacionario como el resto de las economías de la región. El banco central mantiene su independencia y hay señales de recuperación económica. Los riesgos externos son bajos, en parte facilitados por una tasa de cambio flexible sin intervención ni controles de capitales, una reducción en el déficit de cuenta corriente, niveles saludables de reservas internacionales y un flujo de IED. En suma, vamos bien en 2 de 3 preocupaciones.

El evento me dejó con una sensación de pesimismo por el panorama fiscal, pero con algo de optimismo: no todo es tan malo como parece. Colombia tiene un récord histórico de un crecimiento económico estable (aunque no tan alto), instituciones expertas, pesos y contrapesos, un banco central muy bueno y experto. La ausencia de controles de capitales o intervención a la tasa de cambio permite que sea el peso y no el desempleo en acomodar los choques económicos. En general, siento que, si el país logra resolver su problema fiscal e implementa medidas pro-competitividad, nos disparamos. Colombia tiene mucho por dar y hay mucha energía en el sector privado por sacar el país adelante.

13 de octubre de 2024  

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